Por vez primera utilizaré un servicio de Transporte de Mochilas (ver el comentario sobre este servicio AQUÍ). Me espera un largo ascenso hasta O Cebreiro, todavía incomoda un poco la ampolla que tengo un dedo del pie y el clima no promete nada bueno dado que ha estado lloviendo en la noche. El plan es llegar hasta un albergue en Fonfría, un poblado gallego distante a unos 21.5 km de Ruitelán. Ayer en la tarde les llamé por teléfono para reservar una plaza y avisarles que les enviaba la mochila...
La jornada comenzó bajo la tradicional llovizna pero no tardó en aclararse el día, en apariencia una buena señal. Los primeros 3 o 4 kilómetros se hacen como un paseo sin mayores dificultades, siempre siguiendo por la carretera. Poco después de otro pequeño poblado (La Faba) se ingresa en una senda que se adentra por la serranía: comienza la subida que para muchos es una de las más exigentes etapas del camino.
La jornada comenzó bajo la tradicional llovizna pero no tardó en aclararse el día, en apariencia una buena señal. Los primeros 3 o 4 kilómetros se hacen como un paseo sin mayores dificultades, siempre siguiendo por la carretera. Poco después de otro pequeño poblado (La Faba) se ingresa en una senda que se adentra por la serranía: comienza la subida que para muchos es una de las más exigentes etapas del camino.
Hay tramos donde abundan los árboles que sombrean el camino y donde uno debe sortear piedras, pedazos de ramas y pequeños arroyos, pero en mayor medida uno va pasando por áreas despejadas que brindan panorámicos paisajes, siempre que la niebla o incluso densas nubes no oculten los valles distantes. Cuando la neblina se hace más cerrada y limita el alcance visual, produce una sensación de cierto misterio. Entonces las sombras se despejan unos instantes y luego la luz vuelve a ocultarse entre nubes.
En algún momento resbalo sobre un tronco o una piedra. Logro evitar la caída pero al precio de un fuerte golpe en el pie, justo sobre el dedo donde tengo la ampolla. Siento un dolor fuerte que por fortuna cede rápidamente; sin embargo, mi dedo queda muy sensibilizado y de ahora en adelante regresa el dolor cada vez que vuelvo a tropezar. Tuve que caminar con más cuidado y mayor torpeza, enlenteciendo el ritmo. De vez en cuando el sol aparecía con cierta fuerza aunque sin mejorar mucho la visibilidad.
Hay un cartel y una gran piedra o hito que marca la imaginaria línea divisoria entre León y Galicia. Fotografiarse junto a este hito es ritual casi obligado para el peregrino ...y no es para menos: en ese punto por fin pisa el caminante tierras gallegas y avizora su destino, Santiago (aún distante a unos 165 km).
En algún momento resbalo sobre un tronco o una piedra. Logro evitar la caída pero al precio de un fuerte golpe en el pie, justo sobre el dedo donde tengo la ampolla. Siento un dolor fuerte que por fortuna cede rápidamente; sin embargo, mi dedo queda muy sensibilizado y de ahora en adelante regresa el dolor cada vez que vuelvo a tropezar. Tuve que caminar con más cuidado y mayor torpeza, enlenteciendo el ritmo. De vez en cuando el sol aparecía con cierta fuerza aunque sin mejorar mucho la visibilidad.
Hay un cartel y una gran piedra o hito que marca la imaginaria línea divisoria entre León y Galicia. Fotografiarse junto a este hito es ritual casi obligado para el peregrino ...y no es para menos: en ese punto por fin pisa el caminante tierras gallegas y avizora su destino, Santiago (aún distante a unos 165 km).
Llego a la villa de O Cebreiro cuando llueve constantemente, un clima que padecería hasta llegar a mi destino en Fonfría. La intención era conocer la Iglesia de Santa María la Real de O Cebreiro y también un Museo etnográfico que ubican en una "Palloza", una estructura circular hecha en piedra y con techo de paja, propia del período prerromano. Pero el clima y visibilidad empeoraban, así que no me detuve para nada.
De varias fuentes en Internet tomé en préstamo algunas imágenes (O Cebreiro en la distancia -foto D. Nahabedian-; la palloza que es sede del museo; la estatua o Monumento del Peregrino...). Donde se ubica el Monumento -después de O Cebreiro- hay muy fuertes vientos cruzados que dificultan caminar con normalidad; parece uno de esos lugares que están permanentemente nublados sin importar la hora del día. La foto que se muestra es la que un afortunado ciclista tomó a la estatua, aprovechando un momento de clima excepcional (clic para ampliar)
De varias fuentes en Internet tomé en préstamo algunas imágenes (O Cebreiro en la distancia -foto D. Nahabedian-; la palloza que es sede del museo; la estatua o Monumento del Peregrino...). Donde se ubica el Monumento -después de O Cebreiro- hay muy fuertes vientos cruzados que dificultan caminar con normalidad; parece uno de esos lugares que están permanentemente nublados sin importar la hora del día. La foto que se muestra es la que un afortunado ciclista tomó a la estatua, aprovechando un momento de clima excepcional (clic para ampliar)
Paso por un cruce donde no vi la flecha indicadora y me desvío casi 2 km por una bajada muy pronunciada. Aparece un campesino arreando media docena vacas por las estrechas calles de una aldea, ayudado por su perro. Me indica que debo volver sobre mis pasos -por la penosa pendiente- y retomar la vía hacia Fonfría. El incidente me deja bastante malhumorado.
Regreso al cruce y ahora sigo el camino correcto, esta vez sin salir de la carretera: las sendas peregrinas en nada son atractivas cuando está lloviendo, por los charcos y el barro. La lluvia no se detiene y el viento sigue azotando. Estoy prácticamente empapado de la cabeza a los pies, me castigan frías ráfagas de viento y tengo la sensación de que el albergue pareciera estar cada vez más lejos, pero al menos me consuela no llevar la mochila encima. La idea de un baño caliente y luego cambiar la vestimenta da mayor impulso a mis pasos.
Tras un tiempo que se me antoja interminable aparece Fonfría. El albergue-hostel se llama "A Reboleira"; su fachada es pequeña pero las instalaciones son bastante espaciosas. Cuenta con dos salas comunes para dormir (con 19 y 10 literas), también cuatro habitaciones triples y dos habitaciones dobles para quienes requieran mayor privacidad, así como una buen sala de descanso. La calefacción funciona bien en todas sus áreas, cosa que agradezco. Sus tarifas son las cualquier albergue pero puede cancelarse la estadía y cena con tarjeta de crédito. En un rincón bostezaba tranquilamente mi vieja y fiel mochila, mientras esperaba mi arribo.
De no haber reservado antes hubiese tenido problemas; el lugar está colmado de peregrinos. Me toca la parte alta de una litera, algo que no es precisamente mi opción favorita pero la litera es robusta, con vigas de madera gruesa y por tanto muy estable.
La ducha -que hace milagros- y la ropa seca alivian mi disminuida condición física. Las botas las he dejado secando en una estantería tras rellenarlas previamente con papel de periódicos. Guardo la ropa mojada en una bolsa plástica para su lavado y secado en otra ocasión más favorable: hay demasiada gente haciendo turno para utilizar las máquinas lavadoras y secadoras del albergue. En el salón de descanso paso un buen rato atendiendo el dedo dañado (los apósitos hacen maravillas. Ver la nota
EL PIE Y SUS CUIDADOS en la página sobre el Calzado); también me doy un masaje en los pies con reconfortantes cremas emolientes...
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A Reboleira dispone de un restaurante en las cercanías al que se llega cruzando la carretera. La construcción -de respetables dimensiones- se levantó a semejanza de una palloza. Hay adentro un amplio salón-comedor, con mesones que unieron para colocarles enfrente largas hileras de sillas. Allí coincidí con Damián, el argentino de Entre Rios: había llegado una hora y media antes que yo al albergue.
Los comensales recibimos con agrado el menú: un caldo gallego que cae muy bien, algunas cosillas para picar y después Tarta de Santiago, el postre tradicional del peregrino. Ya de regreso leo algunas revistas -en la sala de descanso- justo hasta las 10 de la noche. Al apenas acostarme me duermo en pocos segundos, no sin antes pensar por un momento en mi próximo destino: Samos...
(abajo, clic para ampliar)