En muchos albergues ofrecen un desayuno; otros tienen una cocina disponible para los que quieran preparar su propia comida. También es posible encontrar máquinas que funcionan con monedas y ofrecen variados productos: café caliente, bebidas achocolatadas, gaseosas o refrescos, agua embotellada y también diversos "snacks", pasteles, etc. Un desayuno tempranero sirve para calentar el cuerpo cuando tienes que caminar en esas mañanas frías y oscuras que ya anuncian el invierno.
La salida de Villafranca del Bierzo conduce a una carretera donde por largos tramos se deja escuchar el sonido del agua fluyendo en un río cercano. Aquella mañana una ligera llovizna con ráfagas de viento azotaba el rostro: producía una sensación de frescor que ayudaba a mantener un buen ritmo.
En la primera intersección no supe si debía girar a la izquierda o derecha: no lograba ver ninguna señal (la flecha amarilla o la vieira). Al poco tiempo me alcanzan otros peregrinos y con nuestras linternas no tardamos en descubrir una flecha, pintada en un muro de viejas y humedecidas piedras. Ya seguros de estar en la dirección correcta, reiniciamos la marcha por una senda aledaña a la carretera que avanza ahora entre colinas arboladas. Poco a poco las nubes dejan filtrar los primeros rayos de luz; cerca de las 9:30 am el cielo se despeja y aparece un sol brillante.
La salida de Villafranca del Bierzo conduce a una carretera donde por largos tramos se deja escuchar el sonido del agua fluyendo en un río cercano. Aquella mañana una ligera llovizna con ráfagas de viento azotaba el rostro: producía una sensación de frescor que ayudaba a mantener un buen ritmo.
En la primera intersección no supe si debía girar a la izquierda o derecha: no lograba ver ninguna señal (la flecha amarilla o la vieira). Al poco tiempo me alcanzan otros peregrinos y con nuestras linternas no tardamos en descubrir una flecha, pintada en un muro de viejas y humedecidas piedras. Ya seguros de estar en la dirección correcta, reiniciamos la marcha por una senda aledaña a la carretera que avanza ahora entre colinas arboladas. Poco a poco las nubes dejan filtrar los primeros rayos de luz; cerca de las 9:30 am el cielo se despeja y aparece un sol brillante.
La etapa de hoy comprende una distancia de 19 kms. y está sembrada de lugares muy chicos con nombres sonoros: Pereje, Trabadelo, Portela de Valcarce, Ambasmestas ...poblados pertenecientes a Municipios (los de Trabadelo y Vega de Valcarce) que difícilmente exceden cada uno los 600 o 700 habitantes, pero incluso en la villa más pequeña y apenas habitada siempre hay lugar donde tomar y comer algo para reponer fuerzas, así como una o dos iglesias. No sorprende oír hablar en gallego, debido a la cercanía de la frontera provincial con Galicia.
A tempranas horas de la tarde entro en Ruitelán y de inmediato me dirijo al albergue. Allí pasaré la última noche -durante este peregrinaje- en la provincia de León.
PEQUEÑO POTALA...
Para entrar a Galicia -por el Camino Francés- el peregrino debe afrontar un ascenso prolongado y exigente: la subida a O Cebreiro. La pendiente -de unos 7 o 6 kms- en realidad no es tan pronunciada (la inclinación es mayor en los primeros 1500 metros), pero se hace larga y las condiciones climáticas pueden empeorar de un momento a otro dificultando el ascenso, sobre todo en horas de la tarde.
Conviene entonces pasar la noche en un punto cercano a esta subida con la intención de salir temprano en la mañana, ya más descansados y con todas las reservas de energía disponibles. Por esta razón me detuve Ruitelán y me alojé en un singular albergue: "Pequeño Potala ".
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En Lhasa -capital del Tibet- se encuentra el Palacio de Potala o Templo de Lhasa, una gran construcción que por poco más de tres siglos fue la residencia de los Dalái Lama, maestros espirituales en el budismo tibetano. El "Pequeño Potala" de Ruitelán es un albergue privado al que se entra por un corredor-jardín en su parte trasera. Cuando se abre la puerta de acceso, suena una campana que advierte la llegada de peregrinos y pronto acude uno de los hospitaleros (son dos: Carlos y Luis), para dar la bienvenida, solicitar la credencial y hacer el correspondiente registro de alojamiento.
El procedimiento de registro en los albergues es casi siempre el mismo: se comienza por mostrar el documento de identidad (DNI los españoles, pasaporte los extranjeros) junto a la Credencial de Peregrino. Tras la revisión de ambos documentos es momento propicio para colocar en la Credencial el sello del albergue. El costo de alojamiento se paga por adelantado, como es usual. Las botas o zapatos utilizados en la caminata se dejan en el lugar acondicionado para ello (ver la nota en la página dedicada a A "El Calzado de Marcha" ). Luego, te indican cuál será tu cama o litera.
Tras darme la bienvenida, Carlos me informa las reglas de su albergue:
* La puerta con la campana la cruzan los peregrinos sólo en una ocasión, cuando entran por vez primera al Pequeño Potala. Hay otros puertas en la albergue que permiten las entradas y salidas.
* A las 7:30 pm los encargados preparan una cena comunal .... (muchos albergues privados ofrecen una cena que tiene un costo adicional, como es lógico. Se trata de una opción que uno puede o no tomar. La cena en Pequeño Potala costaba -para entonces- 10 euros).
* A las 10 pm en punto apagan las luces. Todos los peregrinos deben acostarse en el lugar que les fue asignado.
* A las 6 am en punto se deja escuchar en el albergue una pieza musical, a un volumen tan alto que necesariamente despierta a todos. Es la señal para salir de la cama, ir a desayunar y prepararse para el reinicio de la caminata. A las 8 am el Pequeño Potala debe estar absolutamente desocupado.
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No tuve inconveniente en aceptar las reglas y firmé el registro. Atrae la atención varios objetos que cuelgan de las paredes: un retrato del Dalái Lama (Tenzin Gyatso) y banderines como los que se ven en los campamentos de montaña en el Tibet. Cuando me quitaba las botas- para usar unas sandalias- sonó la campana de la puerta de acceso y entraron dos peregrinos: una muchacha de nacionalidad belga y de unos 18 años; un joven originario de Entre Rios, provincia argentina. No lo sabía entonces pero ellos iban a coincidir conmigo en tres de las varias etapas que restaban. Y juntos participaríamos en un agradable festejo para celebrar el último día de recorrido del Camino, antes de entrar a Santiago de Compostela.
El entrerriano, Damián, había iniciado su andar en Saint-Jean-Pied-de-Port. La belga -Nicole- un día simplemente colgó su mochila al hombro y salió desde su casa en Lieja para hacer el Camino. Supongo que llegó a Saint-Jean caminando, haciendo autostop y comprando pasajes baratos en autobuses. Llegaron juntos pero no eran novios ni nada semejante: coincidían en algunas etapas y se separaban en otras. Damián preguntó al hospitalero la tarifa del albergue (7 euros) y luego indagó la posibilidad de una rebaja. Indicó que su acompañante disponía de muy poco dinero. A él le habían sustraído de su cartera todo el dinero en efectivo, apenas al segundo día de su caminata. Pudo continuar -nos dijo- gracias a la solidaridad de otros peregrinos que organizaron una colecta. Carlos escuchó la historia, diría que sin confiar demasiado en su veracidad. Sin embargo, terminó por alojarlos en el altillo del albergue, cumpliendo con su labor de hospitalero, al margen de posibles dudas y cuestionamientos, pero no sin antes hacer una observación...
...NICOLE Y LAS CHINCHES
Durante todo este tiempo la joven belga se rascaba los brazos -aún con el abrigo puesto- casi como un automatismo. Fue cuando Carlos le dijo enfáticamente: "Estás plagada de chinches! ".
Le hizo quitarse el abrigo para examinar la piel de sus brazos y vio las marcas distintivas de las picadas. Entonces puso en marcha un protocolo de prevención y limpieza, a saber:
* Nicole no podría entrar en la habitación asignada hasta que lavara y secara toda su vestimenta, toallas y el saco de dormir que adosaba a mochila. Para eliminar los chinches el secador eléctrico se ajusta a una temperatura de 60 grados centígrados.
* Se debe entregar también -para el lavado y secado- la ropa que se lleva puesta y darse un buen baño. De algún lado el otro hospitalero, Luis, trajo en préstamo una muda de ropa para Nicole.
* "Las chinches no se quedan en tu cuerpo, pero se esconden en todas partes... pantalones, camisas, los pliegues en el saco de dormir" -decía Carlos- "...salen, te pican y se ocultan nuevamente".
...SOBRE LAS CHINCHES
Conviene, entonces, ahondar un poco en el tema. Se trata de una plaga que se puede controlar con medidas efectivas aunque es prácticamente imposible lograr su erradicación total. En los años 2006 y 2008 se reportaron numerosos casos de afectados por chinches en varios albergues del Camino. Se tomaron drásticas medidas para controlar el indeseado brote (el protocolo que siguió Carlos surge de esas experiencias). Puedo afirmar que nunca ví chinches ni nada semejante en mis anteriores peregrinaciones.
Hay que destacar lo siguiente: la "chinche de cama" puede aparecer tanto en sencillos albergues como en habitaciones de hoteles de lujo clasificados con varias estrellas. Cualquier persona puede ser afectada, al margen de sus hábitos personales de aseo. Ciertamente es difícil eliminarlos por completo pero las medidas de profilaxia o prevención son de gran utilidad.
Si desean conocer más detalles, hagan clic en: Las Chinches
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LA CONEXIÓN HÚNGARA
Sonó otra vez la campana y entraron dos mujeres que aparentaban entre 35 a 40 años de edad. La fatiga se reflejaba en sus rostros cuando dejaron las mochilas en el piso para presentar sus Credenciales de Peregrino. Carlos las saludó con un sonoro "Bienvenidas, Peregrinas, al Pequeño Potala ! ". Por su expresión fue claro que las recién llegadas no entendían el español. Entonces Carlos hizo gala de conocer varios idiomas: repitió el saludo en francés, luego en inglés y en alemán.... pero las mujeres seguían sin comprender nada. Luego preguntó:
"...¿italiano? (no hubo respuesta). ¿Rusas? ...esto último lo dijo en idioma ruso y las mujeres reaccionaron como entendiendo -por fin- que información se les solicitaba. Negaron con sus cabezas y sacaron sus pasaportes.
Carlos: "Son húngaras! ...!Húngaras que no hablan más que su idioma! ¿Cómo es que llegaron tan lejos si tan sólo entienden húngaro?? !Vive Dios!"
..y luego se dio a la tarea de hacerles comprender las reglas del albergue mediante un lenguaje universal: la mímica. El esfuerzo lo dejó exhausto, pero tuvo su gracia.
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CUANDO LLEGA LA NOCHE...
Nuestros hospitaleros se mostraron como estupendos anfitriones, hábiles en la gestación de una cordial atmósfera. Tenían dispuesto un largo mesón (con platos y cubiertos) para la cena. El menú vegetariano -muy bien preparado- fue acompañado con vinos de mesa, fáciles de tomar: el ambiente resultante fue de mucha calidez y buen humor colectivo. Disfruté momentos muy gratos junto a otros peregrinos, en buena medida gracias a la comida y el impecable quehacer de Carlos y Luis.
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A LA MAÑANA SIGUIENTE...
Estás sumergido en un sueño profundo cuando de pronto -a las 6 am- irrumpe a todo volumen el Ave María de Schubert en la resonante voz de Plácido Domingo. Escucho exclamaciones "non sanctas" de algunos peregrinos en otras literas, sorprendidos por el brusco despertar ...pero no queda otro remedio que levantarse, recoger las cosas propias, desayunar y abandonar el albergue para continuar la caminata.
Comienza la etapa que nos hará entrar en la provincia de Galicia, donde -según la tradición- espera el Apóstol en la Catedral de Santiago...
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Tras darme la bienvenida, Carlos me informa las reglas de su albergue:
* La puerta con la campana la cruzan los peregrinos sólo en una ocasión, cuando entran por vez primera al Pequeño Potala. Hay otros puertas en la albergue que permiten las entradas y salidas.
* A las 7:30 pm los encargados preparan una cena comunal .... (muchos albergues privados ofrecen una cena que tiene un costo adicional, como es lógico. Se trata de una opción que uno puede o no tomar. La cena en Pequeño Potala costaba -para entonces- 10 euros).
* A las 10 pm en punto apagan las luces. Todos los peregrinos deben acostarse en el lugar que les fue asignado.
* A las 6 am en punto se deja escuchar en el albergue una pieza musical, a un volumen tan alto que necesariamente despierta a todos. Es la señal para salir de la cama, ir a desayunar y prepararse para el reinicio de la caminata. A las 8 am el Pequeño Potala debe estar absolutamente desocupado.
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No tuve inconveniente en aceptar las reglas y firmé el registro. Atrae la atención varios objetos que cuelgan de las paredes: un retrato del Dalái Lama (Tenzin Gyatso) y banderines como los que se ven en los campamentos de montaña en el Tibet. Cuando me quitaba las botas- para usar unas sandalias- sonó la campana de la puerta de acceso y entraron dos peregrinos: una muchacha de nacionalidad belga y de unos 18 años; un joven originario de Entre Rios, provincia argentina. No lo sabía entonces pero ellos iban a coincidir conmigo en tres de las varias etapas que restaban. Y juntos participaríamos en un agradable festejo para celebrar el último día de recorrido del Camino, antes de entrar a Santiago de Compostela.
El entrerriano, Damián, había iniciado su andar en Saint-Jean-Pied-de-Port. La belga -Nicole- un día simplemente colgó su mochila al hombro y salió desde su casa en Lieja para hacer el Camino. Supongo que llegó a Saint-Jean caminando, haciendo autostop y comprando pasajes baratos en autobuses. Llegaron juntos pero no eran novios ni nada semejante: coincidían en algunas etapas y se separaban en otras. Damián preguntó al hospitalero la tarifa del albergue (7 euros) y luego indagó la posibilidad de una rebaja. Indicó que su acompañante disponía de muy poco dinero. A él le habían sustraído de su cartera todo el dinero en efectivo, apenas al segundo día de su caminata. Pudo continuar -nos dijo- gracias a la solidaridad de otros peregrinos que organizaron una colecta. Carlos escuchó la historia, diría que sin confiar demasiado en su veracidad. Sin embargo, terminó por alojarlos en el altillo del albergue, cumpliendo con su labor de hospitalero, al margen de posibles dudas y cuestionamientos, pero no sin antes hacer una observación...
...NICOLE Y LAS CHINCHES
Durante todo este tiempo la joven belga se rascaba los brazos -aún con el abrigo puesto- casi como un automatismo. Fue cuando Carlos le dijo enfáticamente: "Estás plagada de chinches! ".
Le hizo quitarse el abrigo para examinar la piel de sus brazos y vio las marcas distintivas de las picadas. Entonces puso en marcha un protocolo de prevención y limpieza, a saber:
* Nicole no podría entrar en la habitación asignada hasta que lavara y secara toda su vestimenta, toallas y el saco de dormir que adosaba a mochila. Para eliminar los chinches el secador eléctrico se ajusta a una temperatura de 60 grados centígrados.
* Se debe entregar también -para el lavado y secado- la ropa que se lleva puesta y darse un buen baño. De algún lado el otro hospitalero, Luis, trajo en préstamo una muda de ropa para Nicole.
* "Las chinches no se quedan en tu cuerpo, pero se esconden en todas partes... pantalones, camisas, los pliegues en el saco de dormir" -decía Carlos- "...salen, te pican y se ocultan nuevamente".
...SOBRE LAS CHINCHES
Conviene, entonces, ahondar un poco en el tema. Se trata de una plaga que se puede controlar con medidas efectivas aunque es prácticamente imposible lograr su erradicación total. En los años 2006 y 2008 se reportaron numerosos casos de afectados por chinches en varios albergues del Camino. Se tomaron drásticas medidas para controlar el indeseado brote (el protocolo que siguió Carlos surge de esas experiencias). Puedo afirmar que nunca ví chinches ni nada semejante en mis anteriores peregrinaciones.
Hay que destacar lo siguiente: la "chinche de cama" puede aparecer tanto en sencillos albergues como en habitaciones de hoteles de lujo clasificados con varias estrellas. Cualquier persona puede ser afectada, al margen de sus hábitos personales de aseo. Ciertamente es difícil eliminarlos por completo pero las medidas de profilaxia o prevención son de gran utilidad.
Si desean conocer más detalles, hagan clic en: Las Chinches
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LA CONEXIÓN HÚNGARA
Sonó otra vez la campana y entraron dos mujeres que aparentaban entre 35 a 40 años de edad. La fatiga se reflejaba en sus rostros cuando dejaron las mochilas en el piso para presentar sus Credenciales de Peregrino. Carlos las saludó con un sonoro "Bienvenidas, Peregrinas, al Pequeño Potala ! ". Por su expresión fue claro que las recién llegadas no entendían el español. Entonces Carlos hizo gala de conocer varios idiomas: repitió el saludo en francés, luego en inglés y en alemán.... pero las mujeres seguían sin comprender nada. Luego preguntó:
"...¿italiano? (no hubo respuesta). ¿Rusas? ...esto último lo dijo en idioma ruso y las mujeres reaccionaron como entendiendo -por fin- que información se les solicitaba. Negaron con sus cabezas y sacaron sus pasaportes.
Carlos: "Son húngaras! ...!Húngaras que no hablan más que su idioma! ¿Cómo es que llegaron tan lejos si tan sólo entienden húngaro?? !Vive Dios!"
..y luego se dio a la tarea de hacerles comprender las reglas del albergue mediante un lenguaje universal: la mímica. El esfuerzo lo dejó exhausto, pero tuvo su gracia.
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CUANDO LLEGA LA NOCHE...
Nuestros hospitaleros se mostraron como estupendos anfitriones, hábiles en la gestación de una cordial atmósfera. Tenían dispuesto un largo mesón (con platos y cubiertos) para la cena. El menú vegetariano -muy bien preparado- fue acompañado con vinos de mesa, fáciles de tomar: el ambiente resultante fue de mucha calidez y buen humor colectivo. Disfruté momentos muy gratos junto a otros peregrinos, en buena medida gracias a la comida y el impecable quehacer de Carlos y Luis.
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A LA MAÑANA SIGUIENTE...
Estás sumergido en un sueño profundo cuando de pronto -a las 6 am- irrumpe a todo volumen el Ave María de Schubert en la resonante voz de Plácido Domingo. Escucho exclamaciones "non sanctas" de algunos peregrinos en otras literas, sorprendidos por el brusco despertar ...pero no queda otro remedio que levantarse, recoger las cosas propias, desayunar y abandonar el albergue para continuar la caminata.
Comienza la etapa que nos hará entrar en la provincia de Galicia, donde -según la tradición- espera el Apóstol en la Catedral de Santiago...
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